martes, 30 de agosto de 2011

Qué es la Terapia de Juego

El juego es el medio natural de autoexpresión, experimentación y aprendizaje para el niño. En el ambiente de juego, el niño fácilmente puede relacionarse con los juguetes y “jugar” sus preocupaciones con ellos.
Representar a través del juego es la medida de auto-curación más natural
El juego es para el niño el canal de comunicación y expresión. Y es a través de este que le permite una liberación catártica de sus sentimientos, frustraciones, miedos y confusión. Las experiencias de juego son renovadoras, sanas y constructivas en la vida de un niño.
Como adultos podemos comprender el mundo del niño mediante la observación de su juego, y podemos relacionarnos de modo más fácil con él a través de las actividades de juego que por medio de un diálogo verbal.
El juego es la manera en que los niños someten a prueba al mundo y aprenden sobre él. Es la forma de auto-terapia del niño mediante la cual con frecuencia se llega al centro de las confusiones, ansiedades y conflictos.
Es tan importante el juego para el desarrollo sano del niño que se convierte en una función vital. Más que una actividad frívola, despreocupada y placentera, como la mayoría de los adultos lo ven.
El juego es el lenguaje simbólico del propio del niño y utiliza el juego para formular y asimilar lo que experimenta en su vida.
El juego reduce eventos atemorizantes y traumáticos, alivia la ansiedad y el estrés. Jugando, el niño aprende del mundo y sus relaciones, somete a prueba la realidad, explora emociones y roles. El juego le permite al niño expresar la agresión y los sentimientos más profundos.
Al expresar abiertamente en el juego sus emociones y conflictos, se da cuenta del poder interno que tiene de pensar por sí mismo, tomar sus propias decisiones y generar sus propias historias.
El juego es la participación íntima y dinámica del niño en su mundo físico y humano. Cuando un niño juega, toca la esencia exquisita de la vida con la imaginación, la expresión, la expansión y la auto-realización.
Al utilizar el juego como un modo auténtico de expresión, podemos entender el juego del niño como una comunicación simbólica que refleja su historia personal, sus vivencias actuales, el sentido de sus relaciones humanas, su nivel de desarrollo y los elementos inconscientes que es incapaz de hablar.
La Terapia de Juego se ocupa de los sentimientos de los niños, no solo de su conducta; es una oportunidad que se le da al niño para “jugar” sus sentimientos, necesidades, conflictos y problemas. En una relación única con un adulto objetivo –terapeuta- que lo acepta y que no se encuentra involucrado en otros aspectos dentro de la vida del niño.
Dentro de la Terapia de Juego el niño representa continuamente todas las vivencias y conflictos, estas representaciones son utilizadas para ayudarlo al entendimiento, a la maestría de sus emociones y a su desarrollo. Se enfatiza el punto de vista personal que el niño tiene acerca de sus experiencias convirtiéndolo en su propio agente de cambio y de acción efectiva.
La Terapia de Juego ayuda al niño ofreciéndole nuevos entendimientos, mayor conciencia de sus motivos y afectos, y normalizando sus patrones de desarrollo.
Este enfoque parte de la idea de que en el ser humano hay un impulso natural vital hacia la salud y la autorrealización como resultado de la adaptación.
Este mismo impulso hacia la madurez, la plenitud e independencia es el que crea también aquellas condiciones que llamamos de desadaptación, ya que puede convertirse en una determinación agresiva del niño por ser él mismo sin importar los medios que utilice para lograrlo, o bien de una fuerte resistencia al sentir que su autoexpresión se encuentra bloqueada.
El principio fundamental es trabajar hacia la salud y no contra la enfermedad, esto quiere decir que lo que el niño necesita son oportunidades de crecimiento y desarrollo, no correctivos ni restricciones.
Las conductas de inadaptación y los mecanismos defensivos son la respuesta y adaptación creativa que un niño ha encontrado en una circunstancia concreta para cubrir sus necesidades. La terapia de juego lo ayuda a encontrar nuevas y mejores maneras de adaptación generando más conciencia y responsabilización como caminos hacia un equilibrio más plena.
En su juego el niño: Ejerce su libertad; ensaya lo posible y lo inédito; descubre nuevas facetas; modela relaciones con el medio ambiente; contacta corporal y emocionalmente con la realidad externa; estimula su percepción sensorial y construye puentes entre la fantasía y la realidad.
La Terapia de Juego ofrece al niño la oportunidad de ser él mismo, de aprender a conocerse, para que pueda trazar su curso de acción abierta y sanamente.
A través de este modelo terapéutico, el niño tiene la oportunidad de actuar por medio del juego todos sus sentimientos acumulados de tensión, frustración, inseguridad, agresión, temor, confusión. El poder actuar todos estos sentimientos en el juego ayuda a que emerjan a la superficie para ser expresados abiertamente y así poder enfrentarse a ellos, aprendiendo a controlarlos, a rechazarlos, o a aceptarlos, con esto adquiere una fuerte sensación de valía personal y orgullo de ser quién es.
La Terapia de Juego le facilita al niño la expulsión del conflicto interno de modo natural a través de la descarga emocional. La labor del terapeuta es ser sensible a lo que el niño expresa a través de sus juegos y verbalizaciones y reflejarle de cierta manera esas actitudes para que el niño tome más conciencia de sí mismo. El terapeuta le hace sentir que lo comprende, lo acepta en todo momento independientemente de lo que diga o haga. Así el terapeuta lo estimula a profundizar en su mundo interno haciendo que surja su verdadero Yo.
El respeto a la habilidad que tiene el niño para ser un individuo pensante, independiente y constructivo es el principio básico de este enfoque. El tipo de relación que se establece entre el terapeuta y el niño durante la terapia, es lo que hace posible que el niño pueda revelar su Yo verdadero, incrementando su confianza en sí mismo y su capacidad para extender los límites de la expresión de su personalidad.
Una vez que el niño siente confianza y acepta al terapeuta, lo hace participe de su mundo interno y al hacerlo extiende los horizontes del mundo de ambos.
Cada niño vive en su mundo propio y muy pocos adultos realmente lo comprenden. Los adultos llevan tanta prisa en su vida que no se toman el tiempo para apreciar al niño. Cuando el terapeuta lo hace a través del juego, cambia toda la perspectiva del niño hacia el mundo.
El juego permite al terapeuta ofrecerle al niño nuevos horizontes de su problemática y con esto el niño pueda resignificar los eventos estresantes o traumáticos que lo han traído a terapia.

Qué niños pueden beneficiarse de la Terapia de Juego

Las investigaciones realizadas han concluido que la Terapia de Juego centrada en el niño es un modelo terapéutico adecuado para aplicar en múltiples dificultades de los niños.
Niños que viven situaciones de:
- Baja autoestima.
- Miedos excesivos, fobias, tristeza, preocupaciones, estado de enfado continuo.
- Angustia, inseguridad, retraimiento.
- Comportamientos que se consideran inmaduros para la edad del niño.
- Amigos imaginarios, fantasías, terrores nocturnos.
- Problemas de hiperactividad.
- Conductas que interfieren para hacer amigos.
- Síntomas físicos que no tengan alguna causa médica. Enuresis. Anorexia. Tartamudeo. Somatizaciones sin causa médica
- Dificultad para ajustarse a los cambios familiares. Huidas.
- Depresión. Que hable de que no quiere vivir.


Es especialmente recomendable para niños que han experimentado trauma de diferente origen:
- De nacimiento o postnatal.
- Maltrato físico, emocional o sexual. Ser testigo de violencia familiar o social.
- Ser testigo de maltrato a otros niños.
- Negligencia y abandono.
- Pérdidas y duelos no terminados. La muerte de algún miembro de la familia o de algún amigo. Divorcio o separación de los padres. Adopción.
- Hospitalización. Accidentes. Procedimientos médicos dolorosos y atemorizantes.
- Enfermedades crónicas o terminales.

También es muy útil como parte de un tratamiento interdisciplinario en los casos de:
- Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad.
- Trastornos del Vínculo y carencias afectivas.
- Trastornos de personalidad y Trastornos psicóticos.
- Otros Síndromes y Trastornos del Desarrollo.

Métodos y Técnicas de la Terapia de Juego

La Terapia de Juego engloba una serie de métodos y técnicas lúdicas especializadas, cuyo objetivo son que el niño encuentre múltiples oportunidades para la expresión y autocontrol de sus emociones, la expansión de la conciencia, el reconocimiento de sus propios recursos y potencialidades, así como la normalización de sus pautas de desarrollo. Todo esto con la guía de un adulto experto en este modelo de trabajo terapéutico, quién le ofrece al niño una relación cordial, empática y afectuosa que le de la confianza necesaria para la superación de los problemas que lo llevaron a terapia.
Entre las principales se encuentran: corporales, sensoriales, de expresión plástica, de musicoterapia, de creatividad, de expresión afectiva, de proyección simbólica, de expresión narrativa, de descarga, de visualización imaginativa, entre otras.
El terapeuta de juego es un profesional especializado que practica con estos métodos y técnicas, y junto a la relación que establece con el niño, lo ayuda a elaborar sus conflictos afectivos, emocionales y sociales.
Actualmente no existe en España ni en Latinoamérica este tipo de profesionales ni de estudios, para tal efecto se ha creado la Asociación Española de Terapia de Juego (AETJ) que tendrá su casa en las instalaciones del Centro Humana y queremos que sea el punto de arranque para difundir este tipo de trabajo en ayuda del niño.
La utilización de la Terapia de Juego en diferentes esferas abre la posibilidad de promover mayor bienestar en la población infantil ya que la pueden aplicar enfermeras y educadores en ámbitos hospitalarios, psicólogos y psicoterapeutas en ámbitos clínicos, orientadores educativos en colegios, trabajadores sociales en el ámbito familiar y terapeutas de atención temprana entre otros muchos campos del bienestar infantil.

El futuro de la Terapia de Juego tiene una gran proyección actual en el mundo como respuesta a las grandes necesidades de la infancia y el CENTRO HUMANA en acuerdo con la ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE TERAPIA DE JUEGO (AETJ) y junto con PLAY THERAPY INTERNATIONAL (PTI) serán el punto de arranque y difusión de este modelo de trabajo terapéutico en España y Latinoamérica, que ha traído mucho beneficio a tantos niños en el resto del mundo.

Anónimo. Centro de Aprendizaje y Apoyo terapéutico. Qué  es la  terapia  de juego.
Disponible  en: http://centrohumana.info/?page_id=136

Terapia de Juego No Directiva


Para que se pueda realizar una terapia de juego no directivo con éxito, el niño es el principal participante en donde en él varían los problemas y la terapia le es aplicable. El niño es el que decide que es lo que se debe de jugar y como se realizará.

            Es importante que el área de juego sea un cuarto equipado con los materiales que continuación se listarán, tomando en consideración que este cuarto de juego debe de tener paredes con colores llamativos para el niño, con luz clara, ventanas con cortinas o rejas, que los juguetes y materiales sean alcanzables (en lugares de la cintura para el piso de un adulto), para que así se le facilite al niño observar la variedad de juguetes que pueda utilizar. Tomar en consideración que el piso sea lavable, juguetes sencillos pero que sean duraderos y que el cuarto este organizado por áreas, siendo cada ambiente exclusivo, como por ejemplo el área de pintar, el área de la casita, el área de teatro o el sitio de títeres.

Entre los juguetes que deben de haber, se necesita:

  • Muñecos de familia*
  • Casa de muñecas amueblada y flexible
  • Soldados de juguetes*
  • Títeres*
  • Muñeca de trapo, y si es posible un muñeco sin rostro*
  • Escenario para los títeres
  • Crayones de cera preferiblemente, marcadores*
  • Papeles de colores, revistas, periódicos para recortar.
  • Aviones *
  • Carros (por lo menos 1 grande)*
  • Fotografías de personas
  • Área para pintar libremente
  • Delantal
  • Pinturas de dedos
  • Caja de arena
  • Arcilla, preferiblemente en polvo*
  • Mesa y sillas del tamaño del niño*
*indispensable

Evitar:
·         Juguetes que puedan poner en riesgo la vida del niño o del terapeuta.
·         Juegos de mesa

            El rol del terapeuta no es más que ser una persona no directiva, no pasiva, si no una persona sensible, que observa y da completa libertad. El terapeuta debe de bajarse al nivel del niño, y previamente conocer a detalle el desarrollo infantil a profundidad.

El terapeuta debe ser:
  • Tener una capacidad de apertura
  • Expresarse plenamente
  • Disciplina en observación
  • Evitar insinuación o dirigir directamente
  • Permanecer y analizar alertas del niño

8 Principios básicos de la terapia:

  1. El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño, mediante la cual se establezca armonía lo antes posible.
  2. El terapeuta acepta al niño tal y como es.
  3. El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación para que el niño se sienta libre de expresar sus sentimientos por completo.
  4. El terapeuta esta alerta a reconocer los sentimientos que el niño expresa y los refleja de nuevo hacia él para poder profundizar en su comportamiento.
  5. El terapeuta observa con gran respeto la habilidad en el niño para solucionar sus problemas en responsabilidad del niño a recibir y generar cambios.
  6. El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversaciones del niño, el niño guía el cambio y el terapeuta lo sigue.
  7. El terapeuta no pretende apresurar el curso de la terapia. El proceso es gradual tal como el terapeuta lo reconoce.
  8. El terapeuta establece solo aquellas limitaciones que son necesarias para conservar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle patente al niño su responsabilidad en la relación.

La estructura de la sesión se basa en que primero se le invite al niño a entrar al cuarto de juego, permiso a jugar y finalmente permiso para salir del juego en un estado de ánimo estable. 

 

domingo, 21 de agosto de 2011

¿Cómo ayudar a los niños a enfrentar los traumas?



Los niños, corren un riesgo mayor de trauma, ya que pierden de forma temporal su visión del mundo como lugar seguro y predecible. Tienen miedo de que lo sucedido vuelva a ocurrir y de que ellos o su familia se lesionen o mueran. A la mayoría de los niños les resulta difícil entender el daño, las lesiones y las muertes que pueden surgir de un hecho inesperado o incontrolable.
El modo en que un padre o adulto reacciona ante un niño después de un acontecimiento traumático puede ayudar a que los niños se recuperen más rápido y de forma más completa.

Reacciones de los niños

Aunque a los adultos les puede parecer exagerado, el miedo y la ansiedad de los niños, estos son muy reales. Los niños tienen miedo a lo desconocido y a quedarse solos. Después de un desastre, es posible que comiencen a actuar como si tuviesen menos edad de la que tienen. Pueden reaparecer comportamientos que antes eran comunes como mojar la cama, chuparse el dedo, apegarse a los padres o tenerle miedo a gente que no conocen. Es posible que los niños mayores que se mostraban independientes ahora deseen pasar más tiempo con la familia. Tal vez aparezcan problemas a la hora de ir a dormir como: tener pesadillas, no querer dormir solos, tener miedo a la oscuridad o a quedarse o a permanecer dormidos.

Algunos niños expresarán su miedo mediante síntomas físicos como dolores de estómago o de cabeza. Todos los niños pueden tener problemas para pensar. Se pueden distraer con facilidad, sentirse confundidos y desorientados y tener dificultad para concentrarse. Estas pueden ser a olores, objetos o actividades asociadas al trauma. Es posible que el niño no sea consciente de las causas de estas reacciones o los cambios de comportamiento.

CÓMO AYUDAR A LOS NIÑOS

En la familia

Es importante mantener las rutinas de la familia (comidas, actividades, hora de dormir) lo más normales posibles. Esto ayuda a niños de cualquier edad, permitiendo a los niños sentirse seguros y en control de la situación. Dentro de lo posible, los niños deben quedarse con las personas que sean más conocidas y
con las que estén más cómodos. También aceptar las necesidades especiales de los niños permitiéndoles depender un poco más de usted por un tiempo. Si lo necesitan, dé más abrazos, deje que tengan la luz encendida cuando van
a dormir o que no duerman solos o que vuelvan a tener su osito o manta favorita, y muestre que no le importa que estén más apegados a usted.

Cobertura de los medios de comunicación. Después de un desastre, todas las personas quieren escuchar las últimas noticias sobre lo ocurrido. Sin embargo, los estudios de investigación sobre desastres indican que los mensajes o imágenes inesperadas que aparecen en televisión asustan y causan la reaparición de problemas relacionados con el estrés. Además, cualquier persona que ve la cobertura sobre el desastre puede convertirse en lo que se denomina una víctima secundaria y puede sufrir problemas emocionales y físicos. Es mejor no dejar que los niños vean la cobertura del desastre en las noticias.

Sentimientos y reacciones. Los niños expresan sus sentimientos y reacciones de formas distintas. Si usted acepta esto, puede hacer una diferencia en el modo en que sus hijos se recuperan del trauma. Esto significa que tendrá que aceptar que algunos niños reaccionarán alejándose sin poder hablar del asunto,
mientras que otros se sentirán intensamente tristes y enojados en algunos momentos y en otros, actuarán como si nada hubiese sucedido. Los niños suelen confundirse con respecto a lo ocurrido y a sus propios sentimientos. Sin embargo, no se sorprenda si algunos niños parecen no verse afectados por lo que vieron o escucharon. No todos tienen reacciones inmediatas; algunos tienen reacciones que aparecen días, semanas y hasta meses después y algunos nunca tienen una reacción.

Hablar sobre lo ocurrido

• Escuche y acepte los sentimientos de los niños.
• Dé respuestas sinceras, simples y cortas a sus preguntas.
• Asegúrese de que entienden sus respuestas y el significado que usted les quiere dar.
• Use palabras o frases que no confundan al niño (o niña) ni hagan que el mundo sea más aterrador.
• Dé oportunidades a los niños para que hablen entre ellos sobre lo que pasó y cómo se sienten.
• Dé a los niños una explicación sincera si usted se siente tan enojado que no quiere hablar sobre lo que pasó. Considere tomarse un tiempo de descanso y pedirle una mano a un amigo de confianza de la familia.
• Si los niños hacen la misma pregunta una y otra vez es porque están tratando de entender, tratando de encontrarle sentido a la interrupción y confusión en su mundo. Los niños más pequeños no entenderán que la muerte es permanente, así que las preguntas repetidas se deben a que esperan que todo vuelva a la normalidad.
• Si un niño se siente culpable, pídale que explique qué pasó. Escuche con atención para ver si se siente responsable por algo. Explique la situación y recalque que nadie, en particular él o ella, podría haber evitado lo ocurrido.
• Deje que la escuela ayude. Los maestros de la escuela pueden notar cambios en el comportamiento del niño y responder para ayudar al niño a hacer frente a la situación.
• Aunque usted sienta que el mundo es inseguro, tranquilice a su niño diciendo, “Ya se acabó. Ahora haremos todo lo posible para mantenernos seguros. Juntos podremos ayudar a que las cosas vuelvan a la normalidad”.
• Esté atento para ver si los niños tienen preguntas y quieren hablar sobre el tema.
• Demuestre su cariño y apoyo. Los niños lo necesitan mucho en este momento.

SEPA CUÁNDO NECESITA AYUDA DE UN PROFESIONAL

Los niños son increíblemente flexibles, pero pueden verse profundamente afectados por un trauma o una pérdida. A veces un consejero puede ayudar a un niño al brindarle un lugar seguro para hablar sobre lo que pasó y sobre sus sentimientos. La ayuda de un profesional es buena idea si el niño muestra alguno de estos cambios por más de tres meses después del desastre:
• Problemas en la escuela con el comportamiento o los estudios.
• Explosiones de enojo.
• Aislamiento de las actividades sociales normales o del juego con otros niños.
• Pesadillas o problemas con el sueño frecuentes.
• Problemas físicos como náuseas, dolores de cabeza, pérdida o aumento de peso.
• Ansiedad intensa o comportamiento evasivo causado por recuerdos de lo que pasó.
• Depresión o una sensación de no tener esperanzas sobre la vida o el futuro.
• Problemas con el uso del alcohol o las drogas.
• Práctica de comportamientos peligrosos.
• Preocupación continua sobre lo que ocurrió hasta que se convierte en el centro principal de su vida.
“Para comprender los problemas del niño es necesario entender y conocer cuál ha sido su desarrollo, tomando en cuenta, sobre todo, las actitudes de los padres. Sus alteraciones dependen de las influencias y las propensiones inherentes a su dotación genética. Los niños sienten angustia y la experimentan como sentimientos de aprensión e inseguridad, o como fobias y temores. Suele perder el apetito, llorar, vomitar, fobia a la oscuridad, a los animales o a la soledad”.
Los traumas infantiles pueden generar las siguientes manifestaciones:
Tartamudez: El bloqueo espasmódico que dificulta la emisión de sonidos. Se puede limitar a la articulación de sílabas iniciales, de algunas palabras o frases, la total imposibilidad de hablar, o en la compulsión de repetir la primera sílaba inicial de alguna palabra (b, d, s, t). Se acompaña de gestos, sacudidas de cabeza y movimientos corporales.
Comerse las uñas: Se da en uno de cada cuatro infantes y alcanza mayor intensidad en la adolescencia. Se acentúa en situaciones de preocupación o de tensión para descargar energía sobrante. Estos niños tienen dificultad para exteriorizar la hostilidad.
Enuresis: Emisión involuntaria de orina después de los tres años de edad, ya sea diurna o nocturna. Es más frecuente en varones y puede declinar hasta los 16 años. Se presenta como conducta aislada o asociada con otras psicopatologías. Si se descarta físicamente el retraso en la madurez de la micción, se considera una expresión inconsciente de hostilidad, la búsqueda de ayuda o una señal de erotismo infantil.
Encopresis: Es la emisión involuntaria de materia fecal, diurna o nocturna. Se da cuando el trauma infantil es más profundo.
Anorexia: El rechazo de cualquier alimento, o específicamente alguno importante, como sería la leche. La falta de apetito se acompaña de otros trastornos de conducta.
Tics: Son las contracciones o espasmos intermitentes e involuntarios de grupos musculares limitados: parpadeo, contracción de boca, contracciones faciales, sonidos, etc. Es síntoma único. Se da entre los cuatro y los 16 años. Si no es secuela de una enfermedad, como la corea, puede ser un factor constitucional. Es un intento de reducir la tensión interna.
Conducta antisocial: Se manifiesta por rebeldías, robos, pleitos, el contar mentiras. Generalmente son niños egoístas, muy demandantes y desconsiderados con las personas que los rodean. Tienen dificultad para relacionarse con otros niños y esto hace que se aíslen aún más. No se debe corregir con castigos severos, porque eso acentúa más la problemática. Autoafirmación y rebeldía.


Bibliografias:



Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares EMDR



¿Qué es la EMDR? Trauma psicológico y tratamiento

Por: Roser Rodríguez


¿Qué ocurre a nivel psicológico con el trauma?

En situaciones traumáticas es frecuente que la persona presente numerosas creencias negativas en torno a esta experiencia, tales como culpabilidad, responsabilidad con respecto a la posibilidad de control y a la imposibilidad de defenderse.
En una situación normal, las creencias negativas son comparadas con las creencias posibles de las que todos disponemos dando una solución adaptativa más adecuada a la realidad, y todo esto es posible gracias al sistema natural adaptativo de procesamiento de la realidad.

Cuando un trauma da lugar a un cuadro clínico como el trastorno de estrés postraumático, parecería que este sistema de procesamiento de la información sería inactivado por el trauma de tal forma que la información percibida en el incidente quedaría congelada sin poder ser comparada con las creencias de las que disponemos. De este modo, las imágenes, las emociones, las sensaciones y las creencias que se originan en ese momento perdurarán sin cambios a lo largo de la vida de la persona. Cuando recordamos episodios de nuestra vida no traumáticos estos recuerdos van cambiando en función de los años que van pasando, vamos reescribiendo nuestra propia historia de forma inconsciente.

¿Cómo actúa EMDR?

A través de la estimulación sensorial bilateral (movimientos oculares; tapping o sonidos alternados), el EMDR estimula el sistema de procesamiento adaptativo de la información permitiendo  la comparación rápida de las creencias negativas producto del trauma con las creencias positivas que casi todos poseemos consiguiendo resolver de forma realista y adaptativa del episodio traumático. Se integra así la experiencia convirtiéndose en un recuerdo sin carga negativa que permitirá a la persona avanzar y resolver el problema.
Parece ser que gracias a la estimulación bilateral se facilitaría el intercambio de información entre los dos hemisferios cerebrales a gran velocidad de manera que los recuerdos, creencias y emociones negativas que se almacenan en nuestro hemisferio derecho se intercambian con las creencias positivas y los recuerdos que se almacenan en el hemisferio izquierdo  de tal forma que, al final, se consigue una interpretación más realista y equilibrada del tema.

AL producirse una desensibilización, esto es, una disminución significativa de la intensidad de las emociones y de las sensaciones corporales asociadas, además del reprocesamiento de la información, como los cambios en las creencias y en las conductas, se va consiguiendo un cambio en la identidad del individuo, produciéndose un incremente de la autoestima y de la sensación de dominio frente a la vida.

Esta técnica aporta algo muy interesante y es la rapidez con la que se llegan a conseguir cambios significativos a problemas que desde la psicoterapia tardábamos años en conseguirlo. Con EMDR los tiempos se reducen drásticamente. Estamos hablando de pocos meses y a veces de pocas sesiones.

Elementos del tratamiento EMDR:

Partimos de un protocolo básico de actuación que contiene los siguientes elementos:

  1. Una imagen o recuerdo del peor momento o el más representativo del trauma o del episodio. Este recuerdo se utilizará como diana para mantener la atención del paciente.
  2. La opinión o pensamiento negativo que se ha construido sobre uno mismo a partir del episodio y que acompaña al recuerdo. Es la creencia negativa. Por ejemplo: “soy culpable”, “soy incapaz”, “soy débil”, “no valgo nada”, etc.
  3. El pensamiento positivo o deseado que quisiera tener unos mismo en relación con el tema. Por ejemplo: “hice lo que pude”, “soy capaz”, “puedo enfrentarme a ello”, “soy una persona válida”, etc.
  4. Se registra la emoción que surge al pensar en el suceso traumático y en dónde se siente a nivel corporal.

Con toda esta información registrada se inicia la estimulación bilateral.
Durante la terapia, los sentimientos pueden intensificarse brevemente, y, a veces emerger antes de alejarse o desaparecer totalmente. Pueden surgir recuerdos nuevos y pueden encadenarse con viejos recuerdos que se intensifican o aparecen con más detalle, y las creencias acerca de uno mismo o el mundo, basadas en interpretaciones erróneas de experiencias pasadas, van cambiando de forma paulatina hacia el final de la sesión, o de una seria de sesiones.

A pesar de su gran efectividad, EMDR no es la pancea, y no es igualmente afectiva con todos los pacientes. Para cada paciente y cada problema, el abordaje requerido y el resultado obtenido difiere sustancialmente, y en muchas ocasiones, es importante que forme parte de un abordaje terapéutico más amplio que incluya más técnicas. Sin embargo, al ubicar el pasado donde le corresponde liberamos el presente y podemos avanzar afrontar el futuro.

EMDR estimula nuestra capacidad de autocuración, como cuando al sufrir una herida física nuestro organismo pone en marcha a los glóbulos blancos que arrastrarán las células muertas y atacarán las posibles bacterias que puedan colarse por la herida, y así poder iniciar la fase de restauración, del mismo modo nuestras heridas emocionales también pueden cicatrizarse gracias a esta nueva técnica.
¿Quién s epuede beneficiar del EMDR?

La amplia experiencia llevada a cabo con EMDR muestra que una amplia variedad de problemas pueden ser abordados con esta técnica, además del trauma. Desde aquellas personas que han sufrido experiencias traumáticas o experiencias dolorosas en el pasado hasta personas que hayan vivido situaciones traumáticas aparentemente de menor magnitud. Las consecuencias del trauma dependerán de la persona, del entorno afectivo y de la historia personal, así, problemas como el duelo no resuelto, apego, las fobias, el miedo, la baja autoestima, el déficit en habilidades sociales, miedo a hablar en público, la depresión, Trastornos de ansiedad, el dolor crónico, Trastornos disociativos, Trastornos en el apego, responden muy bien al tratamiento con EMDR.
Además de los adultos, los niños también se benefician de esta técnica, en casos de abusao, tratamiento de Estrés Postraumático, Trastornos de Ansiedad de Separación, Trastorno de Déficit de Atención con o sin impulsividad, fobias, duelo inconcluso, Enuresis y Trastorno en el apego.

¿Cuánto tiempo dura el Tratamiento EMDR?

El tipo de problema, las circunstancias vitales, y la cantidad del tiempo pasado con el trauma previo, determinarán cuántas sesiones EMDR son necesarias. Un tratamiento típico dura 10 sesiones, a razón de una por semana. El método EMDR puede utilizarse dentro de una terapia “verbal” estándar, como una terapia complementaria con un terapeuta por separado, o como un tratamiento en sí mismo.

Bibliografía:
Rodriguez,Roser. EMDR. Group 7 psicolegs. Barcelona. 2007




http://www.youtube.com/watch?v=QhsA5iB8NEM&feature=related